Querido, la Biblia no deja nada librado a la imaginación. Yo te digo qué carajo invitó a comer Abraham a los ángeles: tortas de harina (Génesis 18:6); un becerro tierno, bueno y aderezado (Génesis 18:7), requesones y leche (Génesis 18:8). Dios sea contigo.
Me vuelvo a remitir a la fuente, a las Sagradas Escrituras: el guiso era de lentejas. Y era rojo (no sé por qué). Y Esaú lo comió acompañado con pan. No, quince pesos no te alcanza. Y vos sos hijo del medio: no tenés primogenitura para vender. Así que, para vos: sanguchitos de mortadela y a dormir temprano. ¡Abrazo y gracias por pasar!
Querido, la Biblia no deja nada librado a la imaginación. Yo te digo qué carajo invitó a comer Abraham a los ángeles: tortas de harina (Génesis 18:6); un becerro tierno, bueno y aderezado (Génesis 18:7), requesones y leche (Génesis 18:8).
ResponderEliminarDios sea contigo.
que lo pario querido guille, y eso fue con delivery?
ResponderEliminarSí, tengo copia de una de esas grabaciones. Un día te la muestro.
ResponderEliminar¡Abrazo y gracias por pasar!
Me vuelvo a remitir a la fuente, a las Sagradas Escrituras: el guiso era de lentejas. Y era rojo (no sé por qué). Y Esaú lo comió acompañado con pan.
ResponderEliminarNo, quince pesos no te alcanza. Y vos sos hijo del medio: no tenés primogenitura para vender.
Así que, para vos: sanguchitos de mortadela y a dormir temprano.
¡Abrazo y gracias por pasar!